Es un método apoyado por la Organización Mundial de la Salud (2001) que en 2019 publica una “guía de recomendaciones sobre intervenciones digitales para el fortalecimiento del sistema de salud” (Quispe-Juli, 2019). La American Speech Language Hearing Association (ASHA) apoya la teleterapia como un método adecuado para prestar servicios de logopedia, que permite atender a diferentes poblaciones independientemente de la distancia, la capacidad de desplazamiento, la cultura y las diferencias lingüísticas (ASHA, 2005). Se trata de un método innovador, accesible y cómodo, interactivo, eficaz, rentable, que ofrece un servicio de calidad, al realizarse en el entorno del paciente y que permite la libre elección del profesional por parte del mismo. Proporciona estos beneficios a pacientes con trastorno del lenguaje expresivo, disfluencias, alteraciones cognitivas, discapacidad intelectual, problemas auditivos y demencias (Ben-Aharon, 2019), entre otras patologías.  Además, proporciona seguridad en la actual situación de pandemia por COVID-19 en la que nos encontramos, reduciéndose el riesgo de contagio, por ejemplo, en pacientes con traqueotomía (Zaga et al. 2020).

Desde 2013 más de 40 estudios revisados confirman la validez de la teleterapia y sus beneficios en pacientes de diferentes lugares, edades, géneros y diagnósticos (Tindall, 2013), como el trastorno del espectro autista o el trastorno por déficit de atención/hiperactividad (Ben-Aharon, 2019). Otros estudios realizados con pacientes diagnosticados de patologías de la voz demuestran que la teleterapia es beneficiosa tanto para la prevención como para la evaluación y el tratamiento, siendo en ocasiones los tratamientos más eficaces y satisfactorios en la teleterapia (Grillo, 2019). Del mismo modo la intervención en el trastorno de los sonidos del habla en edad escolar también se ha beneficiado de la teleterapia haciendo posible una intervención de alta intensidad y frecuencia (Pullins y Grogan-Johnson, 2017). En patologías de habla y lenguaje en adultos con afasia, Parkinson y disfagia este método ha demostrado su viabilidad, eficacia y precisión diagnóstica (Weidner y Lowman, 2020).

La teleterapia puede llevarse a cabo mediante dos modalidades diferentes: sincrónica, que implica un encuentro paciente-logopeda, mediante videollamada, en tiempo real, o asincrónica. En este último caso el paciente y el logopeda no interactúan directamente (Karr, 2012). Para aprovechar las ventajas de ambas modalidades se puede recurrir a una modalidad híbrida (Cason y Cohen, 2012). Pero independientemente de esta elección, numerosos estudios ponen en valor el papel del ayudante o coterapeuta, persona que ayuda a los pacientes durante las sesiones de logopedia online. Pueden ser cuidadores, familiares, enfermeros… que colaboran en aspectos de la intervención que necesitan una interacción presencial (Weidner y Lowman, 2020).

La finalidad más importante de la teleterapia es lograr una mejora en la calidad de vida de los pacientes. Debe realizarse dentro del marco legal del entorno donde se imparte, manteniendo una comunicación veraz, completa y segura con el paciente y su familia y velando por el bienestar del mismo, siguiendo el mismo código ético que en la atención logopédica presencial (Cohen y Cason, 2019).

La investigación en teleterapia ha identificado algunas limitaciones de este método que pueden resolverse fácilmente. Por ejemplo, los problemas de conexión ocasionales y la posible distracción de los pacientes, que va disminuyendo con la práctica y una información adecuada (Sutherland, Hodge, Trembath, Drevensek y Roberts, 2016). Se necesita acondicionar un espacio físico, contar con la ayuda de un coterapeuta que facilite la intervención y ayude en los aspectos técnicos, en caso de que el paciente no tenga autonomía para ello. Pero los beneficios superan estas limitaciones siempre que se adopten plataformas seguras, funcionales y fáciles de manejar (Boisvert y Hall, 2019).